LOS 12 SIGNOS DEL DESPERTAR


sábado, 7 de agosto de 2010

EL CAMINO DEL SANADOR


El Camino del Sanador I

Trampas y Pruebas en el Camino

Desde el momento en que ustedes asumen sanar o ser un maestro, aparecen un cierto número de trampas en su camino. Esto tiene sus raíces en ciertas incomprensiones acerca del proceso de los demás para volverse completos y su parte en esto.

Hoy me gustaría hablarles acerca de estas trampas.

¿Qué es la sanación?

¿Cuál es la esencia de la sanación? ¿Qué sucede cuando alguien logra ‘estar bien’, ya sea a nivel psicológico, emocional o físico?
Lo que sucede es que esta persona es capaz de conectarse, en un nivel más profundo, con su propia luz interior, con quien él o ella realmente son. Esta conexión tiene un efecto sanador en todas las capas del ser, en el nivel psicológico tanto como en los cuerpos físicos y emocionales.

Lo que cada persona busca en un sanador o terapeuta es un espacio energético, en el cual él sea capaz de contactar su propia luz interior. El sanador o terapeuta puede ofrecer este espacio porque él ya ha hecho esta conexión dentro de él mismo. El sanador tiene a su disposición una frecuencia, una frecuencia energética dentro de su ser, la cual tiene la solución para el problema del que busca la sanación.

Ser un sanador o terapeuta significa: llevar la frecuencia energética de la solución en su campo de energía y ofrecerla a alguien más.
Esto es lo que es, nada más.

Básicamente, es un proceso que puede tener lugar sin palabras o acciones. Es la propia energía que ustedes tienen como terapeuta o sanador, la que tiene el efecto de sanación.

Es su energía ‘iluminada’, que ustedes ofrecen como un espacio, en el cual algún otro puede contactar su luz interior, su propio centro. Es este contacto interior lo que hace que ocurra la sanación. Toda sanación en realidad es auto-sanación.

Sanar o ayudar, en esencia, no tiene nada que ver con habilidades específicas o con conocimiento específico que pueda ser aprendido de libros o tomando cursos. El poder de sanación no puede ser adquirido a través de algo externo. Se trata de la ‘frecuencia de la solución’ que está presente en su campo de energía como resultado de su propio crecimiento interior y claridad de conciencia.

Con frecuencia esto no está aún completo en todos los aspectos, porque todos ustedes aún están implicados en procesos personales de desarrollo de la conciencia. Sin embargo hay partes en su campo de energía que han llegado a ser tan claros y puros, que pueden tener un efecto sanador en los demás.

Es esencial comprender que este efecto no tiene que ser trabajado. Es el paciente o cliente quien decide si asimila o no la frecuencia, si la admite. Es su elección. Ustedes la ofrecen, por quienes son, por ‘estar ahí’ para el otro. No es por las habilidades o conocimiento que hayan aprendido de alguien más, que ustedes sanan, sino puramente por quienes ustedes son, por el camino interior que han seguido. Es especialmente en el terreno de los problemas por los que ustedes mismos han pasado, y por haber sentido las emociones acompañantes en el centro de su ser, que ustedes pueden dar una mano al otro de la mejor forma posible.

Por consiguiente, la auto-sanación, tomar responsabilidad por sus heridas internas y cubrirlas con la luz de su conciencia, sigue siendo muy importante para los trabajadores de la luz. Es la habilidad de auto-sanación lo que los convierte a ustedes en un sanador o trabajador de la luz. Es la frecuencia de la solución en su campo de energía lo que hace posible que los demás encuentren el camino para su propia auto-sanación.

Cuando están tratando a clientes o ayudando a las personas de su entorno, ustedes frecuentemente ‘leen’ su energía y le dan información, o ustedes tratan a alguien energéticamente, con energía. Pero el cliente o persona con la cual ustedes están trabajando está igualmente ocupado ‘leyendolos’ a ustedes. Exactamente como ustedes están sintiendo su energía, él está, conciente o inconscientemente, absorbiendo su energía. Él de todos modos siente lo que ustedes dicen y lo que llevan en su ser, en su frecuencia de energía. Él los siente a ustedes.

Es en la lectura que el cliente hace de ustedes que ocurre el quiebre real. Cuando el cliente siente ahí el espacio que él necesita para reparar el contacto interior con su propio Ser, sus palabras y acciones adquieren una cualidad sanadora. Entonces ellos pasan a ser los transportadores de luz y amor que el cliente puede llevar hacia el centro de su propia luz y amor.

Cuando hay una intención honesta de ayudar a alguien que viene a ustedes, él está abierto a su energía de tal modo, que puede ser tocado por las partes que son más puras en su propio ser.

Estas partes de ustedes no son un resultado de los libros que leyeron o del material que han aprendido; no son meras herramientas o instrumentos. Son el resultado de una alquimia personal, de una transformación personal de la conciencia que lleva su sello único.

Me gustaría enfatizar esto profundamente, ya que parece haber una tendencia entre los trabajadores de la luz (personas quienes, por su naturaleza, sienten un fuerte impulso de ayudar a los demás) de estar siempre buscando un nuevo libro, un nuevo método, una nueva habilidad, que pueda ayudarlos a ser un mejor terapeuta o sanador.

La verdadera sanación es tan simple.

Cuando yo viví en la tierra, algo manaba de mis ojos. Mis ojos mostraban una energía que tenía un efecto sanador inmediato sobre las personas que estaban abiertas a ésta. Esto no era un truco mágico o un efecto especial. Yo estaba en contacto con mi fuente interior de verdad. Yo podía permitir que la luz y el amor divino que eran mi herencia –exactamente como es su herencia- emanaran desde mí hacia otros seres vivos.

Esto tenía un efecto sanador sobre aquellos que estaban verdaderamente abiertos a esto.

Lo mismo sucede con ustedes. En este aspecto, ustedes no son diferentes a mí. Todos ustedes han caminado por el sendero interior de libertad y autorrealización, para llegar al mismo punto al cual yo llegué cuando viví en la tierra. Todos ustedes están en el proceso de llegar a ser concientes del Cristo en ustedes mismos.

La energía Crística es su destino y su meta y ustedes están siempre llegando cada vez más cerca de este destino. Es el Cristo en ustedes quien sana y cura como una consecuencia natural de quien él es. Muy frecuentemente ustedes aún se identifican con el alumno, aquel que se sienta a los pies de un maestro y escucha y pregunta y busca. Pero yo les estoy diciendo a ustedes, que el tiempo de ser un alumno ha terminado. Es hora de que clamen su maestría. Es tiempo de darle al Cristo en ustedes la oportunidad de manifestarse en su realidad diaria, terrestre.

Para realmente llegar a ser uno con la conciencia Crística, y alcanzar su maestría como un sanador, ustedes necesitan liberar un número de cosas. Estas cosas representan las trampas en el camino para llegar a ser un sanador. Es acerca de esto que hoy quiero hablarles. Diferenciaré entre tres áreas en las cuales se les pide que liberen.



La trampa de la cabeza

La primer trampa yace en el área de la cabeza, de la mente. Ustedes son muy diestros analizando, a través de la reflexión, del pensamiento lógico. Sin embargo, el mental, la parte pensante de ustedes, es mucho más una parte del mundo de la dualidad.

Con el ‘mundo de la dualidad’ queremos decir una realidad de la conciencia en la cual los hechos son divididos en bueno o malo, luz o oscuridad, masculino o femenino, amigo o enemigo, etc. En otras palabras: una realidad de la conciencia en donde no es reconocida la unidad implícita de todos los fenómenos, pero en donde el juicio y la discriminación son vistos como verdaderos y objetivos.

La energía Crística es realmente una energía que está por encima o por debajo de la dualidad. Ella es la que forma la unidad debajo de las polaridades. Pero la mente no reconoce este flujo de unidad. A la mente le gustaría disgregar el flujo de unidad en partes, categorizarlas y colocarlas en compartimentos separados. A la mente le gusta diseñar estructuras, teorías que puedan ser colocadas sobre la realidad, sobre la experiencia directa.

Esto también sucede cuando ustedes tratan de ayudar a otros. Desde una perspectiva racional, ustedes tratan de ubicar los síntomas individuales de un cliente en un marco más amplio, en una categoría más general, y a ustedes les gusta inventar toda clase de teorías acerca del tipo de problema y la solución para éste.

Ahora, yo no estoy diciendo que todo esto esté mal. Pero lo que me gustaría pedirles es esto: cuando ustedes estén trabajando con otros, ya sea profesionalmente o en su vida personal, traten y liberen todos sus pensamientos y razonamientos, de todas sus consideraciones racionales acerca de cuál es el problema con el otro, y simplemente escuchen la energía del otro. Traten de sentir con su corazón e intuición dónde está el otro, en su mundo interior.
Éste ha sido el propósito del ejercicio que Gerrit ha realizado con ustedes anteriormente, el segundo ejercicio. (Jeshua se refiere a dos ejercicios de meditación que se hicieron al comienzo de la sesión. Los encontrarán escritos al final del texto.)

Frecuentemente, ustedes tienen toda clase de ideas acerca de lo que algún otro debería o no debería hacer para encontrar el camino interior. Y estas ideas suelen ser más o menos exactas. Pero la cuestión es: ellos no siempre están sintonizados con la energía del otro en el ahora, en este momento en el tiempo. Podría ser que el otro necesite un camino completamente diferente o una energía que ustedes puedan sondear con sus mentes racionales.

Me gustaría invitarlos a ver y a sentir a la otra persona solamente desde el lugar aún intuitivo dentro de ustedes mismos, donde trascienden la dualidad y vienen al hogar dentro de la energía Crística. Yo los invito a ustedes a sentirse realmente inspirados por el otro cuando le ofrecen ayuda a él o a ella.

La solución entonces suele ser muy simple.

Piensen, por ejemplo, en los padres que quieren ayudar a sus hijos con los problemas que les surgen en el camino. Con frecuencia, debido a la experiencia, los padres ven ciertas cosas con mayor claridad que sus hijos, y ellos pueden ver las consecuencias de ciertas acciones antes de que sus hijos las vean.
Desde este conocimiento, los padres querrían salvar a sus hijos de situaciones negativas o prevenirlos, y los incitarían a rever sus elecciones. Esto podría parecer ser una buena manera de ayudar, desde el punto de vista de la mente.

Pero si un padre sintonizara con el niño desde su lado interior intuitivo, calmo, y solo escuchara lo que el niño le está pidiendo, podría ser completamente otra cosa. Porque lo que a menudo el niño necesita desde su interior profundo es la honesta confianza de su padre.

“Confía en mí, déjame ser quien yo soy. Déjame cometer errores, déjame tropezar, déjame ser quien yo soy, y mantén tu confianza en mí”.

Su honesta confianza en su hijo puede alentar a su hijo a ir dentro de sí mismo y consultar su propia intuición. Esto puede ayudarlo a tomar una decisión que él sienta que es realmente buena y que también sea incomprensible desde su punto de vista.

Si, por ejemplo, ustedes intentan que su hijo haga algo desde la estructura de su mente, su niño percibirá en ustedes un sentimiento de desconfianza, que causará una reacción de resistencia y que incluso tal vez lo lleve a elegir aquello que ustedes no quieren.

El niño los ‘lee’ a ustedes cuando le ofrecen asistencia. Está en la naturaleza de los niños ver a través de las palabras y sentir sus miedos implícitos. Ellos a menudo responden con aversión, comienzan a resistirse y parecen incapaces de razonar. Pero con frecuencia son los padres los que han perdido contacto con sus sentimientos más profundos debido al temor; el problema está en que ellos son sólo receptivos a la razón. Ellos ignoran su conocimiento intuitivo, que puede construir un puente entre ellos y sus hijos.

Estoy mencionando este ejemplo porque es muy común y muy fácil de relacionar, y porque es muy difícil asistir a sus hijos solamente desde su conocimiento intuitivo.

Liberar. De esto se trata.

Liberar sus ideas, sus pensamientos acerca de lo que es correcto para el otro. Ir del todo al ahora y preguntar: ¿qué necesitas de mí?

Eso es poder; ese es el poder de sanación que ustedes le dan a algún otro.

Y a menudo, lo que es transmitido es lo que el otro está pidiendo: ten paciencia conmigo. Confía en mí, rodéame con tu fe, incluso si me equivoco casi siempre.

La trampa de la cabeza es el origen de muchas preocupaciones.

En realidad, todo es mucho más simple. En cualquier situación difícil, traten y encuentren con sus sentimientos e intuición el nivel de energía en el cual todo llega a ser muy claro y simple. Ustedes no tienen que pensar, solo escuchar.

Ése es el lugar de la energía Crística. Ése es el lugar donde yo los estoy esperando.

La trampa del corazón

La segunda trampa cuando ayudan a otros, que quisiera mencionar, está en el área del corazón, el centro de los sentimientos.

El corazón es un punto de encuentro de muchas energías. Forma el puente entre el cielo y la tierra. Puede construir un puente entre diferentes puntos de vista. El corazón ‘reúne’ energías de diferentes orígenes y es capaz de reconocer la unidad implícita. Ella puede trascender la dualidad con la ayuda de las energías de amor y compasión.

El corazón es la residencia de la armonía y la compasión con todo lo que está vivo y animado. Por consiguiente es también su centro de empatía. El corazón juega un papel muy importante en el acompañamiento y la orientación a otros. Con su corazón, ustedes pueden sentir el dolor de los demás y sostenerlos con amor y compasión.

Sin embargo, también hay un peligro en esto. Su compasión y empatía pueden llegar muy lejos. Tan lejos, que ustedes pierden una parte de ustedes mismos en el otro.

Ustedes deben saber, que cuando entregan demasiado de ustedes mismos porque se dejan llevar por el sufrimiento de algún otro, la ‘execiva’ energía se volverá contra ustedes. Esta parte de energía va hacia la otra persona pero no contribuye a la solución de su problema, porque no proviene de un total estado de equilibrio. En realidad, esta energía sobrante proviene de un dolor en ustedes del cual no son plenamente conscientes. Este dolor los vuelve a ustedes ‘exagerados’ en dar.

Ustedes pueden distinguir cuando están haciendo esto. Sucede cuando han hablado con alguien, o han dado a alguien un tratamiento, y más tarde se sienten vacíos, frustrados, o desalentados. Esto indica que ustedes han dado demasiado.

Cuando dan desde una posición de equilibrio, ustedes se sienten libres, alegres e inspirados. En seguida vuelven a su propia energía fácilmente. Entonces el otro desaparece de su campo de energía. Su aura se cierra y ustedes siguen su camino separado. Todo está bien.

Pero cuando permanece un enlace energético con la otra persona, porque ustedes quieren tan profundamente que él o ella estén bien o sean felices, esto tiene un efecto destructivo en su energía. En ese instante, aparece un enlace energético de dependencia emocional. Su bienestar se vuelve dependiente del bienestar de alguien más.

¿Por qué sucede esto tan fácilmente entre ustedes? ¿Por qué esta trampa es tan difícil de evitar para los trabajadores de la luz? ¿De dónde viene esta dolorosamente fuerte necesidad de sanar y hacer todo, y hacer del mundo un mejor lugar?

Hay tristeza en sus corazones. Existe en ustedes un profundo sentimiento de responsabilidad y de relación con la Tierra y con todo lo que vive en ella. Hay en ustedes una profunda añoranza por otra frecuencia de conciencia, más sintonizada con la divinidad natural de todo lo que está vivo y respira en su tierra. Ustedes están anhelando una realidad que responda a la canción de su alma. Una canción que habla de paz, alegría, unidad e inspiración creativa.

Debido a este profundo anhelo y la inquietud que provoca, ustedes con frecuencia quieren ayudar a las personas más rápidamente de lo que ellos pueden manejar. Hay impaciencia e inquietud en ustedes.

Y esto hace que sea difícil para ustedes distanciarse suficientemente de las personas con las que están fuertemente involucrados. Esto claramente juega una parte en el área personal; y también en el área de ayudar a otros profesionalmente.

Liberar el dolor y la aflicción de los otros y permitirles completamente a ellos el tiempo y el espacio para ir a través de sus propios procesos, puede provocarles a ustedes un dolor interno. Esto es porque esto les recuerda su propia soledad y les da una sensación de estar perdidos en esta realidad terrestre. La diferencia entre este mundo imperfecto y la otra realidad energética con la que ustedes sueñan, mucho más pura y bella que ésta, los hiere por dentro profundamente.

A esto se debe, que en el área del corazón, la trampa sea la impaciencia.

Esta impaciencia toma la forma de un gran compromiso con una buena causa, o de la intensa preocupación por el bienestar de los otros. Toma la forma de dar demasiado.

Si ustedes observan este impulso en ustedes mismos, esta ansia por ayudar o la lucha por una buena causa, sientan la impaciencia en eso, la parte de negación de la realidad como es aquí y ahora.

Sepan también que cuando ustedes son plenamente concientes de esto, pueden dejarlo ir. Tan pronto como ustedes reconozcan que su ansia e impaciencia vienen de un dolor y tristeza internos, ustedes pueden dejar de dar demasiado.

Las cosas se vuelven muy simples nuevamente.

Lo único que es conveniente hacer como sanador y trabajador de la luz es dejar que su energía esté disponible para los demás. Ser simplemente quienes son y estar en paz con ustedes mismos. La frecuencia de la solución está en su campo de energía.

Frecuentemente, atraen hacia ustedes a las personas con los mismos tipos de problemas por los cuales ustedes mismos han pasado. Ustedes han llegado al fondo de estos problemas por ustedes mismos, con su corazón y alma, y por lo tanto han alcanzado una sabiduría y pureza en estas áreas que han pasado a formar parte de su ser. Lo que llega a ser parte de su ser es sagrado, inviolable. No puede perderse. No es un conocimiento aprendido del cual ustedes se puedan olvidar. Son ustedes transformados por la vida, por la experiencia y por el deseo de aprender y comprender.

Entonces lo que ustedes tienen que compartir con los demás, con el mundo: ustedes mismos.

Lo único que necesitan para ofrecerlo es ir a los lugares o hacer las cosas que los hacen sentir inspirados, y luego dejar que los otros sean tocados por su energía, o no. Esto es asunto de ellos.

No hay nada más que deba hacerse, realmente… Este es el trabajo de luz que han venido a hacer.

Cuando ustedes se atreven a vivirlo de esta manera, la energía que ponen en dar demasiado, y en dejarse arrastrar por el fuerte deseo de mejorar las cosas, ¡podrían ahora dársela a ustedes mismos para un cambio!

Ustedes han vivido muchas vidas en la tierra que fueron duras y difíciles. Vidas en las cuales trataron de encarnar parte de su luz interior y fueron castigados por eso. Vidas en las que ustedes tuvieron que luchar todo el tiempo en lugar de ser quienes verdaderamente son y florecer.

Este momento en la historia les ofrece la oportunidad de ser quienes ustedes son.

Ser quienes ustedes son también implica: ¡ni más ni menos que disfrutarse a ustedes mismos! ¡Disfrutar la vida!

Estén preparados para finalmente ver la belleza en esta existencia terrestre, aun cuando tantas cosas estén mal.

Traten y asimilen las chispas de belleza en sus auras cada día. Traten y véanlas en medio de toda la fealdad, de toda la disonancia.
Traten de disfrutar, tomen eso que se les ofrece, y reciban. ¡Atrévanse a recibir!

Aquellos trabajadores de la luz, que también puedan recibir y realmente puedan disfrutarse a sí mismos, serán más centrados y poderosos, y por lo tanto incluso radiarán más frecuentemente la ‘frencuencia de la solución’ desde sus campos de energía.

Ellos no se vacían a sí mismos dando demasiado. Ellos se permiten fácilmente dar igual que recibir, y de ese modo tanto el flujo de dar como el flujo de recibir llegarán a ser más fuertes en sus vidas.

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